martes, 30 de noviembre de 2010

Ejercicios navideños: la carta a Los Reyes y los Propósitos para el Año Nuevo.

Da igual la religión que profesemos – si es que lo hacemos -. Estas próximas fechas va a ser difícil, por no decir imposible sustraerse a "la magia", a menos que apaguemos la radio, el televisor, que no leamos los periódicos, que no coincidamos con compañeros de trabajo, de estudio, o de gimnasio...

La psicología estudia desde hace tiempo el efecto de estas fechas que parecen amplificar la soledad cuando se siente, el dolor de las pérdidas habidas durante el año y la ansiedad por el “fin de ciclo” que impone el calendario.

Proponemos dos ejercicios muy navideños:

La carta a los Reyes.

Pensad en la niñez, en los deseos. No nos referimos a – que me toque la lotería –, sino a esos deseos más inocentes, más cándidos y cercanos. Hay que aproximarse a los deseos con el espíritu que ponen los niños que aún redactan la carta. Comenzad sin pudor con un “Queridos Reyes Magos” – o Querido Papá Noel, aquí no somos partidistas-. Imaginad que correteáis por casa, que volvéis a ser niños, que lleváis un pijama con ositos, y escribid. Contadle a los Reyes si habéis sido buenos, y si habéis sido malos, también.

Los propósitos para el Año Nuevo.

¿Hace falta más explicación? Pues sí. Se ha estudiado muy bien que los propósitos que se redactan son más proclives a ser cumplidos, que los concretos se llevan a cabo mucho más a menudo que los abstractos, que los realistas se intentan más que los que no lo son. Midamos nuestras fuerzas y redactemos nuestros propósitos.

- Ponedlos por escrito. No os preocupéis del orden hasta que no los tengáis todos redactados.

- Que primen los propósitos “de realización” y que sean realistas. Es mejor proponerse ir al gimnasio dos días a la semana que pretender adelgazar diez kilos en dos meses.

- Sed concretos. Mejor si escribimos: voy a ir al gimnasio los lunes y a escribir los martes y los miércoles, que no ponerse día.

- Los objetivos concretos, cuando sean grandes o complicados, divididlos en metas más pequeñas: divide y vencerás.

Ánimo.

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