sábado, 15 de septiembre de 2007

Albert Ellis, padre de la TREC –siglas de Terapia Racional Emotivo conductual— nos dejó hace muy poco. En esas fechas, estaba yo repasando uno de sus libros, y la noticia me impresionó mucho. A continuación dejo las ideas irracionales a evitar, un decálogo de las ideas a desterrar –siempre según A. Ellis-. Merece la pena su lectura.

1. La idea de que debo ser amado y obtener aprobación por otros en cualquier actividad que realice.

2. La idea de que ciertos actos son atroces o perversos, por lo que se debe rechazar a aquellos que los cometen.

3. La idea de que es terrible cuando las cosas no son como nos gustaría que fueran.

4. La idea de que la miseria humana está causada siempre por factores externos y se nos impone por gente y eventos ajenos a nosotros.

5. La idea de que si algo es o puede ser peligroso o aterrador, deberíamos estar tremendamente obsesionados con ello.

6. La idea de que es más fácil evitar las dificultades de la vida y las responsabilidades personales que enfrentarlas.

7. La idea de que siempre necesitamos algo más grande o más fuerte que nosotros en lo que apoyarnos.

8. La idea de que siempre debemos ser competentes, inteligentes y ambiciosos en todos los aspectos.

9. La idea de que si algo nos ha afectado considerablemente, permanecerá haciéndolo durante toda nuestra vida.

10. La idea de que debemos tener un control preciso, absoluto y perfecto sobre las cosas.

11. La idea de que la felicidad humana puede lograrse a través de la inercia y la inactividad.

12. La idea de que no tenemos control sobre nuestras emociones y que no podemos evitar alterarnos con respecto a las cosas de la vida.

martes, 11 de septiembre de 2007

Una cita.

Espero que podáis disculpar que cite de memoria. Considero que es una de las cosas menos fiables de las que dispongo, pero no tengo conmigo el texto original. Es una enseñanza de Frankl --sé que acudo demasiado a él, pero cuando comience con Mahoney, hasta le echareís de menos--.
El dolor es como un gas, se expande hasta ocuparlo todo.
Propongo que ocupemos el espacio con actividades más lúdicas: cine, libros, amigos, actividades. No estoy, por supuesto, en desacuerdo con los ritos de duelo, pero cocer a fuego lento en nuestras propias miserias, no es forma de ir a ninguna parte.

Claro, que igual es que hay que saber a dónde vamos.


sábado, 8 de septiembre de 2007

Proyectos de vida

Si hay un concepto que me parece importante, es el proyecto de vida. Es el equivalente a la misión empresarial, al argumento del libro, disponer de un proyecto es más estructural que coyuntural, aunque sufra cambios durante el proceso de vivir. El proyecto de vida refleja una trayectoria sobre la que se articula la vida de una persona. El filósofo creador de la Logoterapia, Víctor Frankl, manejaba el concepto de voluntad de sentido, y el sentido implica encontrar objetivos y llevar a cabo los proyectos que nos llevan a ellos. Es importante tener en cuenta que un proyecto no es un objetivo. Un proyecto contiene el concepto de objetivo en sí, un proyecto sin objetivos, no tiene sentido, pero se parece más a un itinerario, con sus paradas, sus tiempos de recorrido, sus costes, sus percances y sus encuentros satisfactorios.

Se suelen dividir los objetivos en dos grandes grupos, los de realización y los de ejecución. Los occidentales, somos proclives a buscar objetivos de ejecución, pero ambos grupos son de sumo interés. Son objetivos de realización ir al gimnasio, comer mejor, y de ejecución, levantar sesenta kilos en el press de banca, o adelgazar cinco kilos.

Dice la teoría, que unos buenos objetivos han de tener unas características adecuadas. Existe un acrónimo en ingles, SMART, que significa literalmente “listo, inteligente”, que define las características de un buen objetivo: Specific, Measurable, Achievable, Realistic and Time-Bound» que quiere decir que ha de ser específico, evaluable, realizable, posible y limitado en tiempo.

Sin embargo, aunque es una buena idea guiarse por estas características en el corto plazo, los proyectos a muy largo plazo han de ser flexibles, pero también ambiciosos. Las reglas y herramientas son a menudo limitaciones, como dijo Maslow –el de la famosa pirámide--, cuando alguien dispone de un martillo, tiende a ver todo lo que tiene a mano como un clavo. Es decir, seguir todas esas características, puede hacer que aquilatemos el objetivo para que también sea cómodo. Paradójicamente, son los objetivos difíciles los que producen mayor satisfacción al ser logrados. Aquí habremos de hacer un primer esfuerzo. No podemos perseguir imposibles si no tenemos tolerancia al fracaso, a una cierta frustración, pero si confundimos el miedo con la prudencia, por ejemplo, si no sabemos distinguir una barrera impuesta por nosotros mismos, por nuestra educación o nuestro contexto, puede que nos estemos perdiendo algo.

Sin embargo, está demostrado que el hecho de que cumplan estos requisitos, sí ayuda en su consecución. ¿Qué podemos hacer? Romper los objetivos demasiado grandes en pasos más pequeños. De nuevo, trazar un itinerario. Para ir a la playa, iré en mi coche, saldré el sábado a las once de la mañana, echaré gasolina en la estación de la carretera de Colmenar, pararé, al menos, cada doscientos kilómetros, en los sitios que tengo apuntados. El camino lo tengo trazado en rotulador sobre este mapa impreso. Me alojaré en este apartotel que he reservado…

Pero un proyecto de vida es algo más complejo. Supongamos que hay obras en nuestra calzada, o tenemos algún percance, o nos encontramos con un amigo al que hace años que no vemos en un restaurante de carretera y nos invita a ir con él y el plan nos convence más. Ser rígido no parece lo más adecuado en esos casos ¿no es así?

Por eso, es recomendable cuando hacemos un plan existencial, basarnos en valores, en objetivos de realización. Hay que saber cuando tachar algo de la lista porque ya, sencillamente, no se desea, o se pospone.

Yo voy a comenzar el mío ahora mismo.

lunes, 3 de septiembre de 2007

Autoayuda

Creo que la mejor literatura sobre autoayuda que he leído en los últimos tiempos es Happiness, de Will Ferguson. No es un libro de autoayuda, pero ayuda, ya lo creo que sí. Me parece que cualquiera que se enfrente a unas instrucciones que aseguren poder ayudarle, debería leerlo. Hay muchos libros sin pretensiones de ayudar que ayudan, muchos que consiguen hacer aflorar las emociones, muchos que hacen que se me escapen los pulmones de reírme…

Esta bitácora, los artículos de www.sincolumna.com no son autoayuda. Son juegos, herramientas si acaso. No hay teoría de relleno de esa que te preguntas que hace en los textos de ciento setenta páginas que se resumen en un decálogo. La verdadera autoayuda debería llevar un cartel que dijese:

Consulte a su terapeuta.

Bueno, pensándolo bien, sí que habrá un poco de teoría. Lo siento.