martes, 9 de octubre de 2007

Vacaciones de uno mismo

Para tomarse unas buenas vacaciones de uno mismo, no basta con ir a un tour operador baratito que nos venda uno de esos viajes en los que se hace un exhaustivo repaso a toda Europa en pocos días, consiguiendo cansancio, confusión, olor a bocata y un profundo desconocimiento sobre lo que has intuido que has llegado a ver. No son convenientes largas colas frente a galerías de arte, por muy recomendables que estas sean y mucho que pueda gustarnos. Unas vacaciones de uno mismo requieren de preparación y disciplina, mucha disciplina. No debemos confundir las vacaciones de uno mismo con el encuentro del verdadero yo, eso que hace el que se busca a sí mismo, expresión incorrecta que es la que, sin duda, ha llevado a más de uno a recorrer grandes distancias con tal objetivo, cuando resulta obvio que uno no puede encontrarse en un lugar en el que jamás ha estado, y en caso de hacerlo, puede suponer que el problema es bastante más grave de lo que puede abordar en solitario. El asunto de buscarse a uno mismo, tiene que ver con el self, con el auto-conocimiento, con el Dasein, el estar en el mundo. El problema de las vacaciones, bien puede tenerlo alguien que haya alcanzado una etapa de desarrollo espiritual superior, que ya comience a conocerse, y que, sencillamente, no se guste. No hablamos de un no gustarse absoluto, global, sino de un cierto cansancio que exige tomar distancia. Si se tratase de un completo odio a uno mismo, no serían vacaciones, sino de un escapar, librarse de, prescindir de uno mismo.

Por otra parte, es posible que sean sólo unas cuantas de las cosas que surgen en nuestra vida las que nos puedan provocar ganas de salir pitando delante de nosotros mismos, un conocimiento profundo sobre nuestra compulsión hacia el sexo, la comida, la bebida, un contexto del que no sabemos librarnos, un mal trabajo, una relación de pareja tortuosa o aburrida. Las vacaciones pueden tener como objetivo descansar de esta situación y volver a ella, porque de hecho nos motiva, o porque hemos resuelto que no sabemos solucionarla, o tomar fuerza para librarnos de ella.

Las drogas pueden parecer un buen vehiculo para tomarse ese descanso que necesitamos. Hay drogas que provocan distorsiones preceptúales, estados alterados de conciencia, relax, estas serían las drogas a elegir, en el caso de seguir este camino. Se recomienda para aquellos que elijan esta opción, el LSD, las setas alucinógenas, el peyote, y mucha marihuana, que siempre es un buen recurso. Si no se sabe fumar, para eso está el pastel de chocolate elaborado con ella, ya que la grasa del cacao, permite una mayor absorción de los THCs, que son lo rico de los canutos, pipas, petas en general. Aunque en general, recomendaríamos el uso de un gurú, chamán, guía espiritual o algo parecido para estos casos, porque podríamos pasarnos o no llegar a nuestro lugar de destino. No debemos tomar euforizantes. Los euforizantes nos permiten ser nosotros mismos más deprisa lo cual está explícitamente recomendado que no hagamos en el prospecto. Dentro del capítulo de las drogas, algunos meten las bebidas espirituosas. No es conveniente que estén en la misma lista, por cuestiones logísticas. Las drogas, por cuestiones en las que no vamos a meternos, pero que tienen que ver generalmente con ese afán represor que se ha tenido desde todos los estamentos sobre todo lo que era divertido, suelen estar prohibidas en todos los países que consideramos civilizados, por lo que es conveniente conseguirlas de fuentes de confianza, ya que un gran problema de lo ilegal, es que llega adulterado. El alcohol, sin embargo, está fuertemente arraigado en casi todas alas culturas, y se puede adquirir una marca decente en cualquier gran superficie. El alcohol, es un inhibidor, y en ciertas cantidades, nos puede hacer aflorar, es decir, ser nosotros mismos, lo cual está reñido con nuestras vacaciones, sin embargo, a más de uno le puede suponer un descanso, ya que su yo puede estar sufriendo de tantas represiones, que en realidad, las vacaciones se las pretenden tomar de esa persona que no son ellos pero cuyo papel representan continuamente.



Ya en serio. Hay que hacer mucho ejercicio para poder centrarse.



1 comentario:

Anónimo dijo...

A mí siempre me ha resultado un poco difícil de entender eso de las vacaciones de uno mismo.

¿Cómo se hace para olvidar algo que somos y que siempre llevamos encima? Me parece que lo de ignorarlo y ocupar la cabeza con otras cosas puede funcionar solo durante un rato. Lo de evitar los estímulos que nos conducen a hacer eso que nos disgusta de nosotros mismos también, porque, ¿qué pasa si aunque no lo hagamos seguimos pensando en ello?

Por eso me parece que, aunque nos vayamos de vacaciones, nos llevamos todo en el equipaje. Creo que es distinto alejarse de una situación que alejarse de lo que hay en nosotros que provoca esa situación (lo primero lo podemos hacer yéndonos a algún sitio, lo segundo me parece mucho más difícil).

Buf, qué lío. A lo mejor esto me pasa solo a mí porque no puedo dejar de darle vueltas a las cosas, vete a saber.

Igual lo de las drogas... yo me apuntaría al pastel de chocolate con sorpresa. Sí, hago trampa (son dos drogas).